Aprovechando la primavera nos fuimos a León a cazar un rebeco cantábrico con Quique.
Después de una subida un poco dura debido a que el calor provocó que los rebecos estuvieran bastante altos, empezamos a ver una gran cantidad de animales en las cuerdas.
Sobre las 11 de la mañana ya habíamos tirado dos rebecos, pero la inclinación de los disparos lo puso complicado y Quique no fue capaz de quedarse con ellos.
Tras una parada a comer el bocadillo, localizamos un rebeco en lo más alto del valle, y después de una hora de entrada, Quique fue capaz de quedarse con él. Resultó ser más pequeño que los anteriores pero gracias a los fallos tuvimos la suerte de disfrutar recechando todo el día.